El lugar de la mujer en las sociedades, sus aspiraciones, los cánones de belleza, han ido transformándose a lo largo de los siglos. Las mujeres, en cada rincón del mundo, hemos ido encontrando nuevas formas de expresarnos, excusas para juntarnos, y herramientas para conocernos a nosotras mismas, pero algo nos acompaña desde el principio de los tiempos: las Danzas Pélvicas como modo de conexión con nuestro cuerpo, nuestra espiritualidad y nuestra potencia femenina.

Civilizaciones diversas, distantes geográficamente tienen en sus raíces danzas pélvicas relacionadas al culto a lo femenino y a la fertilidad, y podemos reconocerlas hasta la actualidad en las danzas folklóricas y populares de esos pueblos.

 

Las mujeres de antaño hablaban con sus cuerpos del don mágico que la vida nos regala: ser la cuna fértil donde la vida se acurruca, ser fuente de nutrición, nuestra inmensa capacidad de resiliencia, de renacernos a nosotras mismas, de cuidar a quienes amamos, de regar para ver crecer.

Nuestro desafío es reencontrarnos con esa fuerza que late en nuestro ADN, y lograr darle un lugar en este mundo moderno, en nuestras vidas. Dejar que nos traspase, y que aflore con algo de nuestro interior. 

 

La Danza del Vientre es un patrimonio vivo y en constante cambio, que nos pertenece a cada una por el hecho de ser mujeres, que llega hasta nosotras como un regalo de nuestras ancestras, custodiado amorosamente por cada mujer de la historia que danzó. 

En la actualidad y en nuestro entorno la Danza del Vientre (también llamada “Danza Árabe” o “Danza Oriental”) más difundida responde a un modelo moderno de mujer en el que no todas nos vemos reflejadas, pero hay muchas otras ramas contemporáneas que están brotando y floreciendo, y sus raíces folklóricas siguen aun vivas, menos visibles, pero llenas de nutrición y belleza. 

Te invito a disfrutar de tu cuerpo, desplegar tu creatividad, conocerte a vos misma, y conocer a otras mujeres que transitan la misma búsqueda por medio de el estilo de Danza del Vientre que mejor vaya contigo.